domingo, 3 de febrero de 2013

Sin nadie que me detenga

Y fue en el olor del mar, las caracolas, el viento que soplaba inutilmente en ese caminar sin nadie que me detenga.
Donde la palabra sólo se sostiene agonizante, seca en medio de todo este silencio que incomoda. …Soy sólo eso, una triste soñadora , la que se aferra a su propio mundo, la que se lame sus propias heridas la que arrullada por las olas quisiera ser tantas veces como el viento; frio, ligero, cálido y sereno, sobre los espejos de las fuentes olvidadas. Como una sensual melancolía al cálido tormento de la espera… ¡Nada me puede aniquilar….nada. Doris Melo 2012

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