jueves, 26 de noviembre de 2009

Acariciante aún en su reserva.



Caminando por las avenidas sombreadas del recuerdo
una acuarela sorda en un trípode
melódico y mordaz,
desbandados colores
alborotando el placer
de viejos estremecimientos.
tijereando mis sueños.

Duele el silencio que se mece,
y se desliza ,
recorriendo los siglos
para no borrarme ni minimizarme.

Yo mujer luna ,
la de benignos otoños,
he vuelto a despertar
para inventarme otra vez
bajo las sábanas de seda,
conjugando mil voces
en las frondosas humedades.

La dureza del tiempo desaparece,
ante la verdad absoluta de la ausencia
mezcolanza de olores a hierbas,
caimito, almendra y guayaba,
sabores a lujuria y pecado.

Inconmensurable y fija la mirada
acariciante aún en su reserva,
donde caben solamente los gemidos
que trasmutan sentimientos.


2010
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Saboreando un sabor sudado





Déjame inventar la realidad de lo intangible
sacarme las mariposas de este otoño,
de este cuerpo añoso,
desnudo y descalzo como las azucenas,
que se desvanece,
cómo un torbellino de espuma,
que explota en la arena de cualquier playa.

Quiero salvarme de esta vigilia estéril
y abrir los laberintos
sin boca para besarte
en los amaneceres de la euforia.

Traspasar distancias agolpadas de tristezas.
reconstruir esta historia infinita,
que invade mis sentidos,
que asecha los mares de mis noches.

Raspando paredes para encontrar verdades
Arañando un pasado ,
organizando mis temores,
hilvanando discursos complejos,
mientras mi carne guarda tu cuerpo.

Saboreando un sabor sudado,
De besos íntimos,
sobre la arena de mi cuerpo.

Los acordes abismos
de los órganos sacros del orgasmo.
trepidando cadenciosamente electrizados cuerpos,
Para beber del néctar.

Doris Melo.

como gacela de lluvia que muerde la brisa


El tiempo, con su sombra que me aspira
no no soy más, que una estrella fugaz,
me desprendí del sepinterno cosmos.
y me quedé atrapada
en un simple fragmento del ayer.


Ahora recojo mis negaciones,
palabras mutiladas, una parte de mi historia
ya no soy más la que me sentaba a confrontarme,
ni a pensar en mis desgracias a plena tarde
en la diurnidad de un círculo,
cansada, lo confieso.

El tiempo , el pedestal ,
o la mejor metáfora en lugar del cerebro.
Dos agujas incesantes
perturban con fatídicos finales,
erigiéndole falsos monumentos al miedo.

En la melancolía de un atardecer
rostro sonante, como gacela de lluvia
que muerde la brisa.
transfiguro mis recuerdos,
abriendo la noche a mis pies
como gardenias pisoteadas
sola, en el desamor del éxodo.

Como raíz invertida, pariendo silencios
en este ir sin movimiento,
más sin embargo regreso,
cuando ya no nos queda nada.

Preludiando voces
en los pasadizos callados
no necesito hablar,
ni decir una palabra
Solo dejarme fluir a este tiempo tranquilo
las palabras correrán por si solas.
Doris Melo

desde el último umbral de lo posible




Tu sombra dispersa,
en el dormido pliegue de la sábana
Tu voz tejida de presagios ,
de supersticiones,
De demonios que se anclan,
Profesando fantasías
en rincones inmutables.

Me seducen y me invitan a intimar
sin silencios que arropen el alma.

desnudo, frente a mí
para entregarte
y resucitar viejas ausencias
en este cuerpo añoso
que amenaza quebrarse.


Tus ojos enmarcados de fuego,
como tu cuerpo,
rasgándole la túnica al amor,
esperando a que decida desnudarme.

Sin ruidos ni pretextos,
con caricias escultóricas y besos silenciosos
entretanto tu viril geografía
acariciante en la sombra,
desde el último umbral de lo posible.

Desde el exilio,
frente a un sol de noviembre
intermitente, como rosa incierta
me regalo como un soplo,
hasta el polvo de los huesos,
mientras el aire distraído, ingrávido,
recoge cadencioso esta grieta
que destrona el tiempo de su nombre.

martes, 17 de noviembre de 2009

Majestuosa , decapintándo palabras en el vórtice climatorio






Ceñida a la tuya va mi fantasía,
cuando el verano de los años,
me arrancó las hojas,
desde el rojo pulmón de los otoños fríos,
mi Corazón danza bajo el látigo del amor.

Desnudando el refugio de un hombre
que huele a canela y almizcle.
un hombre que se insinúa,
bajo una sonrisa cómplice,
que conversa conmigo,
se hace eco de mis voces internas,
Con el que me siento
como abeja que lame
las orillas de una lámpara.

Un hombre,
que llora entre mis papeles y escritos.
mientras me desnuda
hasta el alma con su ternura,
en una noche de luna llena,
me ofrece rosas rojas,
y se pierde en mi interior.


Majestuosa , yo poseida de otra llama,
Cimbreante arcoíris.
decapitando la palabra,
Desvelándome,
soberbia me pierdo con él,
en la espesura de la noche bruja.

En el vórtice climaterio,
donde se aguarda el éxtasis
Crepitando en agonía,
para morir como diosa alegre.
En un cántico,
en el que muerdo tus gemidos
que eternizo,
donde no habita el olvido.

viernes, 6 de noviembre de 2009

Ese insoportable tiempo callejero





El tiempo ,
ese ingrato insensato.
deshizo nuestras propósitos,
soles impotentes,
y esta lámpara seca, demacrada que soy.

Carezco de recursos,
para reconstruir lo que fuimos,
no queda materia viva, soledad,
caminos tenebrosos,
inexperiencia, riesgos,
en los rincones eternos de los siglos.

He vuelto desde allá,
dejando la brisa enamorada de mis aires,
desde tan lejos ,
sigo intentando ser
a la luz de la impotencia,
incorporada a esta vida
donde las flores gritan sus nostalgias.

No he querido romper con los espejos.
que de tarde en tarde,
guardan silencio.
Sin paragua alguno,
me debato ante mis dudas,
empapada de azahares por las noches.

Regreso de tejer cada segundo que pasa,
andar descalza ,
cargando desasociegos tan grandes.
He llorado desnuda
en la profundidad de un vuelo,
ante los ojos de un reloj
que insoportable me tortura
con su voz y su eco de tic tac,
envuelto en el lamento de los años .
Ese insoportable tiempo callejero
en el que la piel va muriendo
al unisono con los fuetazos de las horas.

Una mujer que ha vivido múltiples septiembres






Estoy de nuevo repitiendo mis rabias
Gritándo a gritos
Burlando jeroglíficos,
tallados en el gérmen de la historia

He vuelto a darme una nueva oportunidad,
A quererme más allá de un simple beso,
de un abrazo que me da la vida en la vejez.

Sentada frente al espejo ,
dejo abierta las compuertas de mi conciencia,
puedo reconocer que soy una mujer
realizada y madura,
una mujer que se defiende del implacable tiempo
que no se deja seducir por los hombres,
que ha domado sus fieras internas,
que ha vivido múltiples septiembres.

Me observo todavía.
como una cebolla
a la que se le quita sus capas ,
retirando poco a poco ,
el camuflaje del alma,
desarmándome al final
como un rompecabezas,
sembrando nubes de optimismo.

domingo, 1 de noviembre de 2009

Cenit de gozos




No hay nada que entorpezca ni me lacere el paso
ni la posible saciedad en el vacío,
que me enamora la casta soledad de las paredes.

Degastada ya la máscara que soy.
en la oscuridad me asalta la certeza,
la rafaga iluminada del misterio,
el sentido ,
su revés,
los secretos del conocimiento,
y esta distancia que me impones,
entre lo que soy y lo que aspiro
bermejas alegrias,
mansedumbre.

Hundiéndome, dejándome ir,
en las barbas de la noche.
Como lava en un pétalo de rosas
desatándo cuerdas,
descargo las caderas.

En este entonces,
que es espacio de nadie, toda piel
para trenzar tu larga intensidad,
Cenit de gozos.