sábado, 3 de octubre de 2009

Una mujer que ha domado sus fieras




Fue como un presagio en este día de octubre,
quizás sea por la proximidad de mi cumpleaños,
Los pájaros y la luz
asomándose por el balcón de mi apartamento,
el olor del café recien colado,
la tibiesa del agua como sábana
y en el espejo
mi imagen invicta, de mujer
que ha corrido muchas millas
tras los lobos,
que ha domado sus fieras.
La que acuna espantos
y carga con su historia,
con las piernas hinchadas
como madera náufraga.
la de sonrisa etruzca
y el rostro desencajado por la soledad.
¿Será otra o sere yo la que refleja el espejo,
empuña el pincel como una daga,
tras las sombras del insomnio,
el lapíz rojo y todas las razones
del vestido mortaja
que espera para salir
como cualquiera por las calles
que regresan de ningun lugar?
Seré yo la que camina en este día perfecto,
sin extraviarse, hasta el final del laberinto?

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